Crónica de unos olores denunciados
Por: Juan Felipe Piedrahita
Soy un residente del hermoso municipio de Bello donde está ubicada una de las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales más grandes de Latinoamérica, la misma que EPM puso por nombre “Aguas Claras”, pero nada ha sido más turbio que convivir durante 20 meses con esta gigante licuadora de mierda.
Cuento con la fortuna de ser un profesional independiente o freelance, como algunos lo llaman, y esta odisea comenzó hace ya 3 años, cuando decidí vivir en una Unidad que me ofrece comodidad, tranquilidad y buena ubicación, sin embargo saber que a pocos metros se estaba construyendo una planta de tratamiento de todas las aguas residuales del área metropolitana del Valle de Aburrá, me generaba muchas dudas, ya que la empresa constructora nunca hizo un trabajo de sensibilización sobre lo que aquí se construía.
Mi día a día en cuarentena pasa por sentir esos fétidos olores durante varios momentos de la jornada, en muchas ocasiones esos olores no dejan ni dormir, para ser claro: huele a una mezcla de huevo podrido, cañería, fósforo, heces fecales y en algunos casos a un químico que no logro identificar, en síntesis: a mierda. ¿Te imaginas un día desayunando, almorzando y comiendo con olor a mierda? Esto es lo que vivimos algunos de los afectados en esta zona aledaña al proyecto. Entre las acciones que EPM dice hacer aún no vemos resultados, aún todo queda en palabras y acciones que esta empresa con su alto presupuesto está maquillando en la comunidad.
Estos olores poco a poco están generando a veces, entre mis vecinos y quienes hacen parte del Comité de Afectados de la PTAR Bello, dolores de cabeza, estados de irritabilidad y, además de eso, estar encerrado en un apartamento oliendo a excremento no es bueno para mi salud mental. Ya no hay humidificador con esencia que valga. La lucha contra esta pudrición y en estos casi 2 años de afectación, he visto abandonar a mis vecinos sus apartamentos y al escuchar sus testimonios muchos lo hacen porque están cansados de los olores. ¿Cuánto más tenemos que esperar?
Recuerdo muy bien mi última visita. Mi suegra se fue con un intenso dolor de cabeza causado por estos intensos olores y, para ajustar, ahora en mi círculo de amigos algunos saludan diciendo cosas como: ¿cómo va ese mierdero? ¿Qué pasa en Bollo (refiriéndose a Bello)?, entonces me pregunto: ¿dónde está la dignidad del aire que debo respirar?
En fin la historia sigue, sigo y sigo en pie, con un numeroso grupo de afectados de las unidades y barrios aledaños a la PTAR Bello, exigiéndole a EPM un aire de calidad y sus respuestas siempre son “tuvimos contingencia”, “fue una falla de luz”, “esos olores no son de la planta”, porque han llegado a culpar a empresas pequeñas aledañas, también nos dicen “estamos supervisando” y así seguirán durante muchos meses o quizás siempre, porque está claro que este proyecto se le salió de las manos a una empresa tan grande que para mí era un orgullo y hoy en día es mi peor pesadilla.
Anhelo poder seguir mi emprendimiento sin dolores de cabeza o estrés causados por esta Planta, sueño con un aire sin olores diferentes a los del ambiente, sueño con dormir tranquilo y que este olor no me quite el sueño, porque vivir al lado de la PTAR Bello es estar viviendo al lado de un mierdero.
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