Por: Elías Nadaff
Gustavo Petro ha sido una figura polémica desde que asumió el cargo como presidente. A pesar de las expectativas y esperanzas de muchos colombianos que veían en él un cambio positivo para el país, su mandato ha estado marcado por un manejo presidencial cuestionable que ha generado preocupación en diversos sectores de la sociedad.
Uno de los principales problemas del gobierno de Petro ha sido su enfoque en la polarización política. Desde el inicio de su mandato, ha adoptado un tono confrontativo hacia sus oponentes políticos, lo que ha dificultado la construcción de consensos y ha contribuido a una atmósfera de división en el país. En lugar de buscar la unidad nacional, Petro ha parecido más interesado en consolidar su base de apoyo ideológico, lo que ha debilitado la capacidad del gobierno para abordar los problemas fundamentales que enfrenta Colombia.
Otro aspecto preocupante del gobierno de Petro ha sido su manejo de la economía. A pesar de las promesas de un enfoque más equitativo en la distribución de la riqueza, su administración ha adoptado medidas que han generado incertidumbre en los inversionistas y han afectado negativamente la inversión privada. La falta de claridad en las políticas económicas y la retórica antiempresarial han contribuido a un clima económico inestable, lo que no es beneficioso para el crecimiento y la creación de empleo.
Además, la gestión de la crisis de seguridad en Colombia ha sido motivo de preocupación. El aumento de la violencia en algunas regiones del país ha dejado en evidencia la incapacidad del gobierno para garantizar la seguridad de sus ciudadanos. Si bien es un problema complejo que no tiene soluciones fáciles, se esperaba que Petro, con su experiencia previa y desastrosa en la alcaldía de Bogotá, pudiera abordar de manera efectiva este desafío. Sin embargo, hasta el momento, no se han logrado avances significativos en la reducción de la violencia y el narcotráfico, al contrario, ha mostrado un interés de alianza con los bandidos.
Otro aspecto que ha suscitado críticas es la falta de transparencia en la toma de decisiones y la gestión de recursos públicos. La opacidad en la asignación de contratos y la falta de rendición de cuentas han generado dudas sobre la integridad del gobierno de Petro. La corrupción es un problema grave en Colombia y es fundamental que el liderazgo presidencial dé muestras claras de compromiso en la lucha contra este flagelo.
En conclusión, el manejo presidencial de Gustavo Petro en Colombia ha dejado mucho que desear. Si bien es importante reconocer que enfrenta desafíos significativos y complejos, su enfoque polarizador, su gestión económica incierta, la falta de avances en seguridad y la opacidad en la toma de decisiones son preocupaciones legítimas que deben abordarse. Colombia necesita un liderazgo que promueva la unidad, la estabilidad económica y la seguridad y es responsabilidad del presidente Petro demostrar que está dispuesto y capacitado para proporcionar ese liderazgo. La esperanza de un cambio positivo no debe ser abandonada, pero la crítica constructiva y la vigilancia ciudadana son esenciales para garantizar un mejor futuro para el país.
Me quedaría escribiendo un libro con los diferentes desaciertos y malos manejos que en un año de gobierno se vienen presentando y su imagen ante los diferentes paises y en Colombia continua en pique, pero hacia abajo.
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Elías Nadaff es Comunicador social y periodista, estratega digital y asesor político.
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Nota: las columnas de opinión no compromete el pensamiento o línea editorial de El Bellanita.
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